Desgarrando el velo

Creo que la verdadera revolución humana se dará cuando dejemos de aferrarnos a los discursos del “patriarca” ¿Qué quiero decir con esto? Que toda esta pugna humana, todas estas ideologías que se dividen en izquierda y derecha son las dos caras de una misma moneda. La moneda del subjetivismo cartesiano, de la física newtoniana, del iluminismo decimonónico, del positivismo, de Adam Smith y Marx. Representaciones de relaciones de dominación que tienen su última consecuencia política y social en las “dictaduras” y modelos totalitarios. Este mundo en el que prevalece la cantidad sobre la cualidad, este mundo en donde nos dividimos en un adentro y en un afuera, este mundo lleno de dicotomías, verdaderamente, nos hace sentir sumidos en el velo de Maya. Creo que todo este sistema debería temblar cuando realmente la voz del “ánima mundi” se alce y desestructure este inmenso bloque de cemento que generamos con la mente. Madre, mater, materia, subyugada, al servicio de la razón que pretende ver todas las ideas claras y distintas, la negación de lo ctónico y lunar que tienen su poder ensombrecido por un culto de exclusividad solar. Es vital el diálogo, la religación, la convivencia de la totalidad, la razón al servicio del corazón y de las intuiciones del alma ¿Cómo se puede habitar en un mundo en dónde no se dan las bodas de Eros y Psique? No en vano se han impuesto en Occidente las religiones patriarcales: catolicismo – protestantismo y se relegaron las tradiciones gnósticas y místicas: sufismo, hermetismo, gnosticismo cristiano, neoplatonismo, cábala y alquimia. Han existido momentos excepcionales en donde Occidente alzó su voz: El Humanismo renacentista, el Romanticismo y el movimiento hippie de los 60. Sin embargo, fueron callados y relegados a la periferia cultural. Pero creo, pienso que aquí está la verdadera amenaza para este mundo rígidamente instituido, una amenaza que no impone su voz con las armas y con la fuerza convencional, una visión de mundo que no pertenece a la Edad de Hierro “hesiódica” y que propone la verdadera integración de las partes al todo.

Mi corazón arde irremediablemente en mi oído.
Mi corazón arde en las palabras
luego,
mi corazón arde en mi cuerpo
hasta pender de mis ojos que
arden como brasas.

Apéndice de mi corazón:
Siempre me salva la razón de mi corazón ardiente.

Poco sé de la noche

Auguste Raynaud The Night

Auguste Raynaud The Night

Poco sé de la noche, pero sé que su cuerpo engendra pensamientos.
Sé que en su fuga hace que me encuentre con mi mirada.
Sé que sólo arrullada, por ella, puedo morder mi carne y reencontrarme con mi herida.
Sé que en la noche puedo lamer mi herida sin ser vista.
Poco sé de la noche, pero sé que en ella puedo eludir la mirada
inoportuna de otros.
También sé que la noche revela monstruos que danzan ataviados de violetas.
Sé que la noche pertenece a una diosa ancestral cuyo culto quedó
prohibido por el dios solar…
Poco sé de la noche, pero sé que tiene olor y densidad.
Sé que en ella mi cuerpo puede caminar desnudo y sin vergüenza.
También sé que en la noche puedo esperarte sin que lo sepas y gemir en
silencio sin ser vista.
Sólo sé que en la noche, puedo salvar lo oculto…

A la Melancolía

I

No, no vayas al Leteo ni retuerzas
el acónito de raíces apretadas, buscando su venenoso vino,
ni sufra tu pálida frente el beso
de la sombra nocturna, uva rubí de Proserpina;
ni hagas tu rosario con bayas de tejo
ni dejes que el escarabajo, ni que la nocturna mariposa de la muerte
sea tu doliente Psique, ni el plumosos búho
compañero de los misterios de tu dolor;
pues la sombra a la sombra vendrá muy soñolienta,
ahogando la despierta angustia del alma.

II

Pero cuando el ataque de melancolía caiga
de súbito desde el cielo como una nube lloriqueante,
que nutre a las flores de inclinadas corolas,
y esconde la verde colina en su sudario abrileño;
entonces sacia tu dolor en una rosa mañanera,
o en el arcoiris de la ola salada y arenosa
o en la riqueza de las peonías esféricas;
o si tu amada revela su rico enojo,
cógele la suave mano y déjala que se enfurezca
y nútrete, profundamente, profundamente en sus ojos incomparables.

III

Ella vive con la belleza, belleza que tiene que morir;
y con el júbilo, cuya mano siempre tiene en los labios
diciendo adiós y cercanos del punzante placer,
que veneno se vuelve mientras liba la boca de abeja:
ahí , en el mismo templo del deleite,
la velada melancolía tiene su santuario solemne, aunque nadie lo haya visto, salvo aquel cuya lengua ardiente
haga estallar la uva del júbilo contra su frío paladar:
su alma saboreará la tristeza de su poder,
y colgado quedará entre sus nublados trofeos.

John Keats (mayo 1819)

Alquimia y depresión. Un fragmento de la obra «Alquimia» de Marie von Franz

“En el conocimiento de la antigüedad tardía, el plomo era el metal del planeta Saturno y tenía sus mismas cualidades: por el lado negativo, la depresión, y positivamente, la depresión creativa. Saturno es el dios de los mutilados, de los criminales y de los tullidos, pero también lo es de las gentes artísticas y creativas. En nuestro lenguaje moderno, eso significaría la extraña cualidad de ciertas depresiones en las que uno se siente literalmente como plomo. Sin pensar en ningún símil alquímico, es frecuente que la gente diga: “Hoy me siento como si fuera de plomo” En una depresión intensa, uno se siente incapaz de levantarse de la silla, de abrir la boca para explicar que está deprimido, no hace más que estar sentado como un bloque de materia inerte (…)

Tal y como implica la palabra, en una depresión la persona está aplastada, comprimida, en general porque una parte de la libido psicológica está baja y hay que buscar cómo subirla; la verdadera energía de la vida ha resbalado a una capa más profunda de la personalidad, y sólo es posible alcanzarla mediante una depresión. Es decir que, a menos que haya una psicosis latente, una depresión debe ser estimulada, diciéndole a la persona que entre en ella y esté deprimida, en vez de tratar de rehuirla poniendo la radio o leyendo Selecciones, y si las depresiones dicen que la vida no significa nada y que nada vale la pena, pues aceptarlo y decir: “bueno, ¿y qué?”. Escuchar, profundizar, hasta alcanzar el nivel de energía psicológica de donde puede surgir alguna idea creativa de modo que, súbitamente, en el fondo, pueda surgir un impulso de vida, y creatividad que había sido pasado por alto.

(…) en los estados depresivos de la gente, por lo general en el fondo se encuentran o bien contenidos creativos, o un violento deseo que no se ha llegado a sacrificar.

Con frecuencia, las personas deprimidas (…) tienen los deseos salvajes de un niño a quien le gustaría comérselo todo, pero al mismo tiempo tiene la inteligencia suficiente para saber que la vida no es así, que no pueden tener lo que quieren, de manera que el deseo se enrosca sobre sí y se convierte en depresión y hosquedad (…)

Éste es el simbolismo de la locura en el plomo, pero también contiene a Osiris, el hombre inmortal, y con sólo que acepte uno esa zona interior, llegará al contenido creativo donde se oculta el sí mismo.

(…) lo infantil es el deseo de experimentarlo todo en el aquí y ahora, la fantasía como tal es completamente legítima,  tiene la idea de la coniunctio, de un estado perfecto y armonioso. Es una idea religiosa, pero, si se la proyecta sobre la vida exterior y se la quiere tener allí, en el aquí y ahora,  es imposible. La forma en que la persona quiere realizar la fantasía es infantil, pero en sí la fantasía es valiosa y no hay en ella nada de malo ni de enfermo.

Así que precisamente en esa zona loca y no dominada de la persona, en la  zona salvaje y problemática, está el símbolo del Sí mismo. Eso le da el impulso, y es por eso por lo que las personas nunca saben qué hacer, porque no pueden reprimirlo; o, si son razonables y se resignan a renunciar a la cosa y se dan cuenta de lo infantil que es  y entienden que hay que resignarse y adaptarse a la vida; entonces sienten que se han curado, pero que los han despojado de sus mejores posibilidades y se sienten frustrados.

(…)

La gran dificultad, por consiguiente, para retornar al lenguaje alquímico, reside en extraer a Osiris del ataúd de plomo, en salvar la fantasía que es dadora de vida y al mismo tiempo podarle la puerilidad del deseo de realizarse (…) lo que significaría sacar a Osiris del ataúd de plomo: eso es lo que el alquimista hizo en forma proyectada cuando dijo que el hombre divino había que extraerlo del ataúd de plomo o materia corruptible. “

Marie Louise von Franz. Alquimia. Editorial Oceano. Colección Luciérnaga, Barcelona, 1991. (p 153-158)

Saturno devorando a su hijo , de Pedro Pablo Rubens

Safo

En mí no habita la musa de antaño, aquella que hacía que mis versos fluyeran, aquella que despertaba la sangre de las palabras y las hacía estallar en mil rimas acompasadas de vida y de muerte. En mí la llama está extinta de tanto plomo. Parece que las violetas ya no movilizan su danza para mí. Tengo sed y no hallo la fuente, tengo rabia y no sé como morder la carne. Anhelo hacerlo como el niño feroz que desconoce el bien y el mal. Mi mente se ha agotado, mis labios ya no cantan a la par del genio, del demiurgo creador de mundos.
Saturno se volvió estéril, antes, su lenta voz me dictaba las palabras y yo establecía una densa danza con él, un baile que sólo nosotros conocíamos. Cuando me poseía yo era fértil, lograba dar a luz a sus hijos aunque mil veces él los devorara, aunque mil veces atravesara mi vientre y yo le donara carne y piedras. Quedaba como muerta en vida, no podía caminar ni peinar mis cabellos, el sol negro me poseía y de esa intermitente caída salía una luz inconmovible que atravesaba las palabras.
Ya no me ama el inmortal Titán, me ha castrado como a su padre. Desesperada, mi mente divaga en busca de imágenes, símbolos, metáforas que se sumergen en la seca arena. Desesperada, invoco al dios, adorno un tabernáculo, le doy una a una mis ofrendas pero él ya no me toca.
Mis dedos se paralizan, no conozco este sol negro voraz incapaz de quemar, no conozco este sol inerte, impotente ante la materia… no tiene la llama, no transforma. Una sombra se cierne sobre mí y ando a tientas en mi propio silencio. ¿Qué pasa cuando la voz del bardo está muda?
Voy al tabernáculo e imploro, le dono ramas, raíces y hojas, corto mis venas para ofrendarle mi vino, no responde ¿en dónde está su voz? Esta vez el silencio estéril me envuelve como una serpiente voraz. No puedo tocar mi lira. Ya las lágrimas no se asoman por mis ojos, sólo un mórbido féretro se agita en mi mente.
Y ando a ciegas en busca de mi dios como alma caída. Desespero. Ya el dolor no se convierte en éxtasis, ya no surgen los polos. He descendido al verdadero Averno. Creí que ya lo había transitado, sin embargo, en aquel infierno, el primero, todavía Orfeo cantaba con su lira.

Antoine-Jean Gros Sappho at Leucate

Sigo andando cual sonámbula… de pronto una luz, un pensamiento llega a mi mente. Me voy al acantilado, me precipito y en la caída, en esa brutal caída mi cuerpo se fragmenta. Ahora yace, transformado en mil pedazos, como ofrenda, en el tabernáculo del dios.

De mi cuerpo y de mis versos sólo quedaron los fragmentos.

JE SUIS LA TRISTESSE

Porque me aniquilan los vástagos de mi sangre.
Y bebo de ella con movimientos inertes.
Porque mi andar es lento, se adhiere cual plomo a mis raíces.
Porque el cuerpo flota entre violetas y los ojos se estrechan contra la bóveda en actitud demencial.
Porque la boca del ahogado se abre ante mi presencia.
Inevitablemente desfilan sollozos cuando ven mi cuerpo mustio, agotado, inclemente con el corazón afligido.
Porque las risas de los niños callan abruptamente frente a mi sombrío talante.
Y siento, siento como le quito alas a tus pies, y siento que te dejo ahí cavilando, rumiando, rumiando con toda tu bilis negra.
Porque me temen, porque desafío a las almas mortales que se aferran al placer. Soy la amiga del dolor que oscura y errante hace nidos sobre tus cabellos. Y tejo y tejo tus pensamientos.Soy la desterrada del festín, la que sin piedad derrama tus lágrimas y toca la puerta del fin…Bonsoir, je suis la tristesse ta meilleure amie.

Galería de La Melancolía 1

He tenido muchas muertes. Muertes que desangran mis oídos y despellejan mi cerebro. Ya no quiero mirar, no soporto ver al frente y el pasado duele tanto…Cubro mi rostro y me paralizo, el sol negro de nuevo me visita. De este dolor sólo he logrado recoger la miseria de mis escombros. Querer desaparecer, extinguirse y acabar con el sufrimiento, esta tortura de la desadaptación, este rebelarse que sólo tiene presencia en la propia anulación. ¿Por qué vivir puede ser tan hermoso y de pronto tan doloroso? Estoy perdida, más que nunca… estoy perdida porque soy cobarde, porque he querido obedecer y complacer, porque le he dado mucho peso a la mirada del otro. Este fardo se hace insoportable y esta propensión a la melancolía no me ayuda a cargarlo. Mi cuerpo y mis palabras se han convertido en un trazo negro, grueso, nervioso y torcido. Estoy fundida, quemada por dentro. Quemada de tanto rumiar y detenida, incapaz de actuar. Si pudiera realizar la danza de la vida, actuar, moverme con ella, andando en armonía con las esferas…si pudiera, si tan sólo pudiera. No estaría sentada, junto al fuego, buscando el calor de la vida de tanto estar muerta por dentro. Levantaría el rostro, apartaría las manos que con demencia me obstruyen la vista y me levantaría, erecta, dispuesta a continuar.

JARDÍN SECRETO

Una vez tuve un jardín secreto

Una vez perdí la entrada a ese jardín… y no he vuelto a retornar.

La caída, estrepitosa, robó el hálito de la vida.

Y ahora se trata de vivir con la angustia que roe la carne, hasta que polvo sea.

Una vez vi el río fluir

Y el reflejo del sol con sus destellos de oro regocijó el alma…

¿Y ahora qué?

La soledad, la oscuridad se ha adueñado de la aldea, cada vez quedan menos sitios en donde refugiarse.

El río se tornó turbio y el esperpéntico tirano nos tomó como marionetas… ¿a dónde te fuiste, Dios?… ¿Por qué nos has abandonado? ¿Por qué nos alejamos de ti?…

El maldito hechicero se apoderó de los corazones y encarceló las almas… ahora los hombres andan como bestias, sedientos los unos de los otros. Ahora lamen la sangre derramada.

Y taciturna, me repliego, al ver la barbarie bordeándome… no soy una heroína, temo y me oculto en este silencio tan parecido a la muerte. Pero, a veces, a veces una ira encarnizada me torna salvaje y quiero devorar a esos monstruos así como ellos, fieles siervos del oscuro hechicero, pretenden aniquilar  la poca luz que queda.  Y el día en que mis dientes se hagan filosos y el día en que deje de flotar entre violetas, tal vez pueda salir de la caverna oscura y hallar, hallar lejos la llave del lugar sin retorno.

Y cuando la luna reverbere, se encuentre con el sol y fusione los opuestos saldrá Ofelia de las aguas, redimida, transformada, liberada de esta locura de temor, de angustias que bordean los contornos.

El silencio me transforma, allí, donde la esfera luminosa guía mis pasos. justo ahí, en el medio del primer verbo, en el centro del mundo, sólo allí y sólo así, repitiendo el nombre, en franca cadencia, saldré de la caverna, romperé los fierros que deshacen mis muñecas… y cuando flote y me eleve y vea el sol naciente, cuando lo vea de frente ,y ya no quede ciega, sabré, sabré que he llegado…

TEMPORADA EN EL AVERNO

Proserpina, cierto día,
atemporal
fue raptada…
Llevada a tientas al Hades
sumergida en las aguas del Erebo
trasladada por Caronte
al tormento de la morada Plutónica.
Perséfone, cierta noche
atemporal
fue raptada…
llevada a tientas al Averno
arrojada, flotando en el Cosito
aniquilada, revuelta por la verborrea de Hades.
Proserpina, cuasi casta, escuchó el lamento
de Ceres…
Perséfone, vaciada, abrazó el dolor de
Demeter.
Y salió, escapó del infeliz Averno, se
escabulló por el sendero de Orfeo mas no
volteó, no se evaporó, cual Euridice, no anheló
ser estatua de sal.
Y es que este Plutón tenía la mirada
de la Gorgona Medusa; la petrificaba.
Mas no pudo
no logró este Plutón
que probara las semillas de
la granada.
La roja sangre se formó de las rosas
no del lóbrego fruto…
Proserpina pateó al Cancerbero
se elevó y transformó en Ave Fénix
Proserpina:
ayer terrenal
un día infernal
hoy aérea
¿Llegarás a ser celestial?